viernes, 3 de septiembre de 2010

What Is el arte?

“El artista es el creador de cosas bellas” –
Oscar Wilde, El Retrato de Dorian Gray

Así comienza el prefacio de “El Retrato de Dorian Gray” que escribió nuestro amigo, en el tiempo y la distancia, Oscar Wilde. No tratamos desde este humilde espacio dar respuesta a tan compleja pregunta, qué es el arte, sino mas bien, replantear el debate.
Por tanto decimos: ¿el arte es toda obra de expresión personal en distintas disciplinas que trasciende más allá de nosotros? ¿es la suma de bellezas?, ¿es talento innato?, ¿es búsqueda?, ¿encuentro?, ¿rebelión?, ¿respuesta? La lista podría extenderse de manera indefinida; sin embargo hace no mucho un querido y talentoso amigo, Marcelo del Río, arquitecto y pintor, me decía: “la diferencia entre artista y artesano es que la obra del artista es única, no repite modelo, en cambio el artesano sí”. Yo pregunté, acto seguido y habiendo pasado por la vida del artesano en más de una ocasión, si esa definición no era arbitraria y propia de los artistas que quieren diferenciarse de aquello que consideran inferior. A lo que, muy acertadamente me respondió, “muy lejos de eso, la definición es más bien una forma de entender las cosas”. En este caso el arte y los artistas. Lo que me hizo pensar que a veces las definiciones son expresiones de la razón para acercarnos al conocimiento. Pero que al mismo tiempo puede que la razón no sea la única herramienta para acercarnos al conocimiento y al arte. Y que por lo tanto en ocasiones las definiciones, que tienen como objetivo interpretar y entender, terminan meramente clasificando el mundo ante nosotros. Y en ese momento comienzan a carecer de significado pues un mundo que era en principio fluido por el ejercicio del pensamiento, finalmente se endurece por el mismo ejercicio. Y el propósito primigenio, que era entender el mundo que nos rodea y acercarnos al conocimiento, se olvida casi por completo. Lo que nos lleva de vuelta a la pregunta original. ¿Qué es el arte? Puede entonces que al final de los tiempos el arte sea una forma de entender el mundo y el conocimiento que en él habita, más allá de los rótulos y las definiciones.
¿Cuál será entonces aquel arte que esté bien o mal hecho?, ¿cuál será el libro que esté bien o mal escrito?, ¿la pintura que esté bien compuesta y sus colores nos transmitan la historia que se quiso contar?, ¿el conocimiento que se quiso expresar? El debate es también infinito. Sin embargo ¿es posible que el arte en sus diferentes disciplinas sea una forma de contar una historia, una manera de narrar? Si es posible. Siempre estamos contando una historia, viviendo un cuento. En una película, en una novela, en una pintura, en un reportaje, en una charla de café o en familia. Entonces el buen arte será aquel que esté bien contado, bien narrado. Cuyo mensaje fue entregado, cuya interpretación fue percibida, comprendida. Y me atrevo agregar, que conmueva. Es decir que nos lleve a movernos, que nos lleve a la acción. La acción de interpretar, la acción de entender, la acción de crear una nueva obra. ¿Puede una mala obra conmovernos? Desde luego que sí. Pero ¿podrá llevarnos o ayudarnos a entender?, ¿nos podrá acercar un poco más al conocimiento del mundo que nos rodea?, ¿nos mostrará aunque sea vagamente un propósito? Posiblemente no. Posiblemente una obra mediocre no logre ese objetivo. Tal vez solo nos entretenga un rato, nos distraiga, pero difícilmente nos lleve a la comprensión. Por tanto el buen arte será aquel cuya semilla nos muestre un nuevo árbol y que sea bello en su factura. Simple en su esencia y contundente por la misma razón. Un árbol firme en sus raíces y tronco, pero de tan frondosas ramas que cause placer y gozo su recorrido. Sentido de felicidad. Propósito y conocimiento. Impersonal para trascender y dar cobijo y lugar a todos. Puede que así el arte sea la herramienta para entender. La escuela para aprender. Y que por tanto haga nuestro breve paseo por este mundo, un paseo más agradable y ameno, más reflexivo y comprensivo. Más bello al fin.

Gustavo Ariel Amillano
Especial para Vallarta Opina.

1 comentario:

  1. Me inclino por considerar al arte como la única forma concreta de trasncendencia (si me perdona la ligera contradicción que se aproxima al oxímoron).
    En cuanto al buen o mal arte, acá entro en terreno espinoso. Bernstein dice (y coincido)que existe una cierta identificación entre el artista y el espectador (en sentido amplio) porque de alguna forma la mente de ambos posee la misma complejidad. Si la mente del artista es más compleja que la del espectador, o a la inveresa, el espectador pierde interés. Creo que por ahí hay una pista fuerte.
    Por otro lado también sostengo que el gusto artístico requiere educación (esto no significa entender el arte, sino apreciarlo por exposición a la complejidad creciente). Mientras más se complejiza la mente del espectador comienza a preferir y buscar obras más complejas que, retomando mi primer aporte, sirvan para su propia trascendencia, su propia proyección sobre su condición humana existente concreta hacia ese universo, el arte, en donde de alguna forma conjura al tiempo y donde la inevitable finitud de la existencia puede ser salteada mediante la escucha de una sinfonía o de una cumbia villera. Creo que es en ese punto en donde se acaban las explicaciones. Porque conjeturar un momento de inmortalidad no está a nuestro alcance.

    ResponderEliminar